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viernes, 9 de marzo de 2012

No siempre queda como uno piensa.

Ganar un proceso es adquirir una gallina y perder una vaca.

Hace un par de semanas le quité las hojas a esta Zelkova nire, pues estaban amarillas y no se le terminaban de caer (cosas del clima, supongo). Además, las yemas se estaban hinchando y no estaría bien dejárselas con la nueva brotación. 



 Como estábamos en el momento justo, me decidí a trasplantarla con la idea de sacarle aun mas las raíces, ya que es un estilo de raíces expuestas.


Una vez hecho el trabajo, me doy cuenta que no ha quedado como lo tenía ideado, pues la parte nueva de raíces que ha quedado fuera no es precisamente bonita. A partir de este momento, tengo dos opciones. O la vuelvo plantar en el nivel que tenía al principio, o bien, intento desmarañar con sumo cuidado las raíces y les doy otra forma.
 

Cualquiera de las dos opciones será el próximo año, pues pienso dejarla así por el momento. Le he puesto un alambre atado alrededor de las raíces expuestas para compactarlas un poco más y el resto del año, a intentar que siga ramificando (aunque ya tiene un buen nivel de ramificación).


2 comentarios:

  1. A veces hay sorprasas. Quizás esta sea una de las muchas razones por las que el tema engancha.
    Saludos.

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  2. Si las sorpresas son buenas, pues muy bien. Pero si son malas...habrá que intentar arreglarlo.

    Saludos.

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